martes, 18 de julio de 2023

 

TILLANDSIA

 



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Son una planta de rabiosa actualidad por su exotismo y singular belleza. Más allá de esta presencia única, hay un argumento más para plantearse tenerla: es una planta para todos los públicos. O, dicho de otra manera, los cuidados de tillandsia son tan sencillos que incluso alguien poco experimentado en plantas puede disfrutar de ella. Algo curioso de descubrir, ya que las plantas aéreas tienen fama de ser una planta delicada.

Ideales para cualquier decoración, la tillandsia se ha convertido en un imprescindible en la decoración de terrazas. Una manera sencilla y espectacular de poner una nota exótica en estos espacios, con una baja demanda de cuidados. Pero no solo podemos tenerla fuera de casa. También es una planta ideal para interior.

Familia de las bromelias, conocer los cuidados de plantas aéreas nos hace pensar irremediablemente en las orquídeas. Y es una asociación de ideas perfectamente lógica. Tanto unas como otras son plantas epífitas, que no necesitan sustrato para vivir, pero sí un clima húmedo. Algo también lógico, ya que la tillandsia es una planta originaria de bosques de climas tropicales. Un aspecto que marca, irremediablemente, los cuidados de plantas aéreas en lo que respecta a temperatura.

 

CUIDADOS FUNDAMENTALES

1. Luminosidad, uno de los cuidados de las plantas aéreas vitales

Es una planta tropical, ¡con eso hemos dicho casi todo! Y decimos casi porque, a pesar de que entre los cuidados de plantas aéreas la luz es imprescindible, hemos de ser cuidadosos. La tillandsia no puede recibir luz solar directa, ya que puede quemar sus hojas. Una precaución a tener fundamentalmente en los meses de verano.

Si la tenemos en interior, tendremos que situarla en un espacio muy luminoso.

2. Ubicación, apta para interior y exterior

Un aspecto de los cuidados de plantas aéreas íntimamente ligado a la temperatura.

A pesar de que es una planta que podemos tener tanto en interior como en exterior, hay que contemplar algunas salvedades. Sí podremos tenerla fuera todo el año si vivimos en un clima templado y húmedo. De ser así, la tillandsia crecerá con vigor a pesar de una de sus características: es una planta de crecimiento súper lento.

Si decidimos cultivarla en interior, es fundamental que esté en un espacio bien ventilado y alejada tanto de ventanas como de fuentes de calor, como puede ser un radiador.

3. Grado de humedad, el otro imprescindible en los cuidados de plantas aéreas

Como buena planta epífita, la tillandsia se nutre de la atmósfera que la rodea. Algo que nos obliga a procurarle un buen grado de humedad ambiental. Si vivimos en un clima seco o la tenemos dentro de casa, tendremos que ser rigurosos con este aspecto. Pero no solo en verano: también en la temporada de calefacción.

Dado que las plantas aéreas demandan una alta humedad ambiental, tendremos que dársela. Para ello, lo ideal es una pulverización diaria en los meses de calor; y una cada dos o tres días en los de invierno. Tampoco está de más, sobre todo en verano, sumergirla en agua. Pero ojo: no podemos hacerlo a la ligera. Tras este baño, lo idóneo es que no haya acumulación de agua sobre las hojas. Puede llegar a pudrirla.

De estar expuesta al agua más limpia que existe, el agua de lluvia, tendremos que sacudir ligeramente el exceso de la superficie de la planta.

La aplicación rigurosa de un abono específico es fundamental en los cuidados de las plantas aéreas. Descubre las características de este fertilizante

Y, a pesar de que esta agua nutrirá la planta, tampoco está de más que la ayudemos un poquito. Nos referimos a aplicar con cierta regularidad, a partir de la primavera, un abono foliar para tillandsias. Es importante que sea específico para ellas y con esta forma de aplicación. Por un lado, porque está pensado para nutrir las hojas de plantas que no viven en un sustrato. Por otro, porque si no las jugamos a utilizar otro tipo de fertilizantes podemos quemar la planta.

4. Heladas y frío, dos de sus principales enemigos

Cuando hablamos de enemigos de las plantas, tendemos a pensar siempre en eliminar las plagas. Sin embargo, esta preocupación podemos descartarla en lo que respecta a la tillandsia. Es tal su resistencia que, si seguimos al pie de la letra los cuidados de plantas aéreas, podemos olvidarnos de ellas. Una planta fuerte y bien cuidada presentará siempre más resistencia a cualquier ataque.

Sin embargo, hay otros dos enemigos mucho más silenciosos que las plagas. Nos referimos al frío y las heladas. Dos máximas del invierno que conviene evitar si queremos que nuestra planta sobreviva. Como buena planta tropical, la tillandsia es súper sensible al frío. Por eso, no podemos someterla a temperaturas menores a los 10 grados.

Si la tenemos en exterior, lo ideal es que en invierno pase más tiempo dentro de casa. Podemos o bien meterla dentro cuando comience a atardecer; o, si vivimos en un clima especialmente frío, buscarle un lugar para que pase el invierno con nosotros.

En lo que respecta al calor, tolera temperaturas de hasta 30 grados. Si el termómetro subiera más, tendríamos que vigilar especialmente el tema de la humedad.

5. La multiplicación de la tillandsia, una tarea para hacer sin prisa tras la floración

Y sí, floración. Un aspecto poco conocido de la tillandsia, que no es precisamente menor. Y es que de ser rigurosos con los cuidados de plantas aéreas, podremos verla florecer. Un espectáculo acorde a lo singular de su morfología. Decimos esto porque las flores de esta planta son especialmente hermosas. Con una distribución muy similar a la de la bromelia, emergen en tonos violetas y fucsias sobre el verde de la tillandsia en verano.

Un espectáculo que solo nos regalará nuestra planta si está debidamente cuidada. 

Pero no solo eso. Es más que habitual que, tras la floración, nuestras plantas aéreas comiencen a crear hijuelos. Pequeñas nuevas plantas que crecen sobre la madre, y que darán lugar a un ejemplar individual. De tenerlos nuestra planta, tendremos que tomárnoslo con calma. Lo ideal es dejarlos crecer el mayor tiempo posible para asegurarnos que, una vez separado de la planta madre, prospere sin problemas.

El momento ideal para llevar a cabo esta labor es la primavera. Y, para que no dañe ni a la planta original ni a la madre, nos obliga a hacerlo separando cuidadosamente las ramas jóvenes de la planta antigua.


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