viernes, 10 de marzo de 2023

ORDENÁNDOSE

 


Amanece otro día, y va ordenándose todo lo que se pierde con la noche, la insaciable riqueza de detalles que hace al mundo real. Lentas y fieles, todas las cosas vuelven a su sitio, súbditas inconscientes del milagro de ser, de seguir siendo. Únicamente faltas tú, que prefieres a la gloria vocinglera del mundo, la infinita desnudez y reserva de las sombras, lo que sabe la tierra, y su silencio. José Cereijo, poeta del silencio

ORDENÁNDOSE tiene varios significados, y sinónimos. El que le doy a esta entrada es el de estructura, encaminarse a un fin. Lo voy intentar llevar por varios caminos, veamos como resulta a final.

Todo en la naturaleza se ordena o estructura. Los patrones en la naturaleza son formas claramente regulares encontradas en un medio natural. Estos patrones se pueden visualizar en diferentes contextos e incluso a veces modelados matemáticos. En este ámbito vemos las simetrías, los árboles, las espirales, los meandros, las ondas, la espuma, las teselaciones, las fracturas, las rayas…

La proporción áurea se ha utilizado a lo largo de la historia en proyectos arquitectónicos, de diseño o fotográficos para dotar a los objetos y a las figuras de la adecuada armonía visual con la que debe percibirlos el espectador.

Leonardo Pisano, también conocido como Fibonacci, es el famoso matemático italiano al que se le atribuye el descubrimiento de la sucesión numérica que dio lugar a esta proporción "natural" que se encuentra muy presente en la naturaleza bajo varias formas.     "Chambered Nautilus Shell"

La belleza matemática de la naturaleza

En general, la naturaleza teje su tapiz a través de la auto organización, sin recurrir a un plan maestro o anteproyecto, sino mediante interacciones simples y locales entre sus componentes. Las interacciones son las que, de forma emergente, producen patrones. Por esa razón, hay patrones más comunes que otros.

Patrones geométricos, matemáticas en la naturaleza, que a los seres humanos nos pueden resultar particularmente bellos. Los más comunes son esferas, hexágonos, espirales, hélices, parábolas, conos, ondas, catenarias y fractales. De ello habla Jorge Wagensberg en su libro La rebelión de las formas:

Según Wagensberg, cada una de estas formas tan frecuentes, que afloran en la naturaleza sin necesidad de regla, compás o calculadora, suelen ejercer una función principal: la esfera protege, el hexágono pavimenta, la espiral empaqueta, la hélice agarra, la punta penetra, la onda desplaza, la parábola emite y recibe, la catenaria aguanta y los fractales colonizan.

Si estamos paseando por el campo, no nos costará mucho observar tales formas. Los hexágonos en la cáscara de una tortuga, o en los panales de las abejas,  o en los copos de nieve. Las ondas de arena arrastradas por el viento siguen un curso sinuoso que se asemeja a las rayas de una cebra. En las conchas en forma de enrejado de las criaturas marinas microscópicas vemos los mismos ángulos e intersecciones que en las paredes de burbujas en una espuma. Las bifurcaciones del relámpago reflejan las ramas de un río o un árbol. Los fractales en las hojas de esos mismos árboles.

Los filósofos griegos fueron los primeros en escudriñar estos patrones, como es el caso de Platón, Pitágoras o Empédocles. Peter S. Stevens, autor de Patterns in Nature, explica que la forma en que se estructura la naturaleza responde a los límites impuestos por el espacio tridimensional que habitamos y a la relación entre el tamaño de las cosas y su funcionalidad.

Nada es azaroso. Todo tiene una función. Un motivo. En ese sentido, la belleza es funcional, o más bien un efecto secundario de la funcionalidad.

El ORDEN DE LA NATURALEZA

Desde nuestra visión de la naturaleza, todo lo que existe tiene un orden y una función, establecidos desde la creación. Todos los elementos poseen una dimensión física y una espiritual, todo tiene vida, espíritu, fuerza, toda la naturaleza tiene la misma esencia de la Madre Jaba Sé.

Nuestro territorio ancestral es un documento que contiene los códigos que nos permiten leer el orden del tejido de la vida, por eso hoy en día para hablar con el mundo occidental, en su lenguaje y sus lógicas -ordenamiento territorial, uso y manejo de la “biodiversidad”, conservación-, nos basamos en el conocimiento y comprensión de cada elemento de la naturaleza, ya que son estos códigos los que nos indican su Origen, historia, orden y función. Sólo así sabremos usar bien el agua, la tierra, las plantas, animales, piedras, brisa, frutas, luz solar y podemos orientar el dialogo con otros, hijos de culturas y de tradiciones históricas diferentes a la nuestra.

Entendemos el orden del territorio como el orden en el cuerpo de las personas, cada cosa en su sitio, con un espacio y función, y todas las partes, interrelacionadas, hacen posible su buen estado. Cuando una parte se daña, cuando hay enfermedad, se afecta tanto al cuerpo como al espíritu. Hay partes del cuerpo –como de la naturaleza-, que pueden cortarse y nacen nuevamente (el cabello en las personas o los árboles en un monte). Pero hay otras que, si se dañan o se sacan, el cuerpo muere. En nuestro territorio ancestral, hay muchos espacios sagrados y de ellos, algunos son vitales. Un daño allí afecta al territorio ancestral, desencadena efectos negativos en otros espacios y elementos de la naturaleza, y puede conducir al territorio a una infinita agonía hasta su muerte.

 

¿Por qué la naturaleza es ordenada?

El orden es su modo permanente de proceder: la naturaleza está ordenada porque produce siempre las cosas del mismo modo. Si orden es hacer algo siempre del mismo modo, la esencia del orden es la permanencia. Solo si el modo de hacer permanece, podemos afirmar que es siempre el mismo.

¿Dónde hay caos hay orden?

El caos hace posible el orden siendo su precursor y socio, y no su opuesto. El caos posee dentro de sí profundas estructuras de orden donde las zonas de simetría se mezclan con las de asimetría, recorriendo todas las escalas de magnitud creando así formas cada vez más complejas.

Entonces la naturaleza ¿Es ordenada o caótica?

Por una parte, todo indica que el universo funciona según unas leyes universales, por lo cual se podría decir que es ordenado (no es caprichoso ni azaroso). Por otra parte, si bien la mayoría de esas leyes son quasi-deterministas, en su fondo hay una cierta presencia de azar y también existen fenómenos que se rigen por leyes caóticas, impredecibles incluso en principio.

Luego tenemos la termodinámica, con su famosa 2ª Ley, que nos dice que estadísticamente todo sistema cerrado tiende al desorden (aumenta su entropía) hasta alcanzar el equilibrio termodinámico. No sabemos si el universo en su conjunto es un sistema abierto o cerrado, pero para sistemas que podamos estudiar constatamos que efectivamente la entropía del total sistema + entorno siempre aumenta (tiende al desorden).

Pero por otra parte tenemos que, en presencia de un flujo continuado de energía, proporcionada en última instancia por las estrellas, el universo produce la emergencia de una asombrosa cantidad de complejidad, entre la cual la vida es el ejemplo más fascinante. Todo lo contrario del desorden, la vida es de una complejidad abrumadora.

¿Y de dónde viene toda esa energía? ¿De dónde proceden las estrellas? Pues la causa última es la gravedad. La gravedad es la que puede tomar una nube difusa de hidrógeno y helio en equilibrio termodinámico y agrupar todas esas moléculas de gas en un grumo que eventualmente empieza a fusionarse y se convierte en una estrella. Por tanto, aparentemente puede ir en contra del aumento de entropía cogiendo un sistema aparentemente en equilibrio y ordenándolo. El cómo se reconcilia eso con la 2ª Ley es todavía tema de discusión entre científicos, en realidad durante el colapso gravitatorio del gas éste emite radiación electromagnética y se estima que eso es suficiente para seguir obedeciendo la 2ª Ley, cuando tenemos en cuenta esa radiación emitida, la entropía total aún aumenta. Pero podemos decir que la causa última de toda la complejidad que observamos en el universo es la gravedad. Sin gravedad el universo sería una nube de partículas elementales en equilibrio termodinámico y no sucedería nada interesante.

 

Llegando a una conclusión, el universo tiene una fabulosa combinación de tendencia al orden y al desorden simultáneamente, lo cual le otorga todas esas maravillas que observamos en él.

 

Definitivamente, he llegado a la conclusión de seguir trabajando en (ORDENARME). Si la naturaleza es el conjunto de orden y desorden simultáneamente yo no voy a ser menos, no le llevare la contraria al universo. Estar en desacuerdo con uno mismo es un ejercicio de honestidad, autocritica e ironía sobre los tiempos que vivimos. ¿Quieres ser magnánimo? Tener magnanimidad significa tener grandeza y elevación de ánimo, tener valor y alegría vital. 

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